jueves, 5 de junio de 2008

La industria de la publicación de libros creció en tamaño y alcance durante el siglo XX. Las primeras asociaciones de libreros se convirtieron en grandes distribuidoras comerciales que vendían libros por correo, mediante suscripciones, a escala nacional. Estas asociaciones sirvieron de prototipo para muchas pequeñas organizaciones, algunas pertenecientes a las imprentas que las creaban para vender sus propios libros.

La promoción masiva y diversas técnicas nuevas hicieron posible la distribución más allá de las fronteras nacionales, a precios asequibles. A principios de 1980 casi el 70% de los inventarios de las librerías eran ediciones en rústica. Otra generación de impresores desarrolló una nueva técnica de comercialización en masa que ha caracterizado al comercio de libros. La distribución sigue siendo el principal escollo de la industria.

El comercio de libros puede compararse a un iceberg en el que la cúspide, en torno al 20 o 25% del total, son las novelas de ficción o históricas —lo que a veces se denomina libros comerciales— que son los que se anuncian y analizan en los medios de comunicación de masas, y aparecen en las listas de ventas. El restante 70 u 80% abarca libros educativos, de negocios, científicos, técnicos, así como libros de referencias.
Los libros comerciales mantienen la tradición literaria, e incluso crean la imagen pública, de las empresas editoriales. Pueden sufragar los gastos de otras líneas de producción, pero normalmente, los beneficios de las editoriales provienen de los libros de texto, los libros de referencias, o los departamentos de Medicina o Religión, por ejemplo. Sin embargo, muchas editoriales se dedican, casi en exclusiva, a alguna de estas especialidades. Así, la publicación de libros de texto es uno de los aspectos preponderantes de la industria. Algunas se especializan en libros científicos y técnicos, otras en libros religiosos, otras en obras de referencia, etcétera.
Entre los libros no comerciales, los más importantes son los libros de texto. Además, ciertas obras profesionales, científicas y técnicas se venden como si fueran libros de texto. Desde 1945 el área de la industria que más ha variado ha sido la edición de libros educativos, científicos y técnicos, debido a la denominada explosión cultural que siguió a la II Guerra Mundial y a los enormes cambios sociales que acontecieron durante la década de 1960.

Un nuevo paso en la producción es el diseño, que puede realizarlo la propia editorial o encargarlo a un diseñador independiente. Éste determinará el formato del libro: tamaño de las páginas, número de líneas por página, tamaño y tipo de letra, disposición de las ilustraciones, etcétera. Muchos diseñadores de reconocido prestigio trabajan para las grandes editoriales, y algunas de éstas destacan por sus creaciones.

La edición masiva de libros en rústica hizo posible el desarrollo de un nuevo método de encuadernación que reemplazaba la costura de las páginas por su unión mediante cola. Estos avances tecnológicos, que tienden a normalizar el proceso de fabricación, tuvieron un papel determinante al permitir la reducción de costes y el incremento de la producción, ajustándose así a las necesidades del mercado.

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